Ohlaleando

En su libro Sociología Giddens hace una introducción al capítulo sobre la Sociología del género con dos escenas esquemáticas. En una unos abuelos (creo) miran por la ventana de la nursery a un bebe recién nacido. Dicen que se lo ve fuerte, robusto, enérgico, y de eso se desprende que es un varón; en una escena similar otros abuelos o tíos o algo hablan de la fragilidad y delicadeza de una beba recién nacida. La idea es que lo que ven los adultos en los bebes es justamente lo que hace de ellos lo que son; que son percepciones como esa las que dan forma (colaboran con dársela) a la fortaleza de los varones y la debilidad de las mujeres.
No soy feminista. Lo admito: es fácil no serlo cuando las luchas de las feministas que nos antecedieron facilitaron tanto las cosas para las mujeres (al menos las de clase media y alta) de hoy. Pero quiero decir que no soy de las que se van en discusiones sobre si es justo que no haya día del hombre y sí de la mujer. No soy feminista de salón, decía, pero me molestan sí las publicidades sobre dolores menstruales en las que mujeres son monstruos durante "esos días", "no siempre nos pasan las mismas cosas", bla, bla, bla. Me acuerdo siempre de una revista que vi en un kiosko en Río de Janeiro; se llamaba algo así como Mujer de hoy, y en la portada había un... bizcochuelo.
Un día, sin embargo, llegó Ohlalá. Fue hace dos años, y creo que es la primera vez que la idea de "revista para la mujer" no me resulta insultante.
Comieron Perdices se sumó a los festejos con esta torta súper, inspirada en la última tapa.
Y mientras tanto, por estos pagos también rompemos estereotipos. Si no me cree le cuento. La otra vez Fidel estaba viendo ET y vino corriendo a decirme que le dolía la garganta. Le hice abrir la boca, lo revisé para ver si tenía colorado y cuando la cerró lo ví. Era un puchero cósmico, visceral, la forma exterior de la tristeza profunda. "Me duele acá", me dijo, y con el dedito señaló el nudo en la garganta. Acababa de morir ET, pero yo estaba contenta. Un poco porque sé que resucita. Y otro poco porque me fascinan los hombres sensibles.