jueves, 19 de agosto de 2010

Suegras de parabienes


Aquello de que las suegras son infumables tiene en la actualidad -desde mi mirada experta reposteril- escasa fuerza estadística. Desde que empecé con Comieron Perdices docenas de nueras se han lucido con las madres de sus amados, siempre con bastante dedicación. Mire si no el desayuno que pidió Julia y las galletitas encargadas por Karina ¿qué le parece?
¿Sabe qué me parece a mí? Que mis nueras nunca me van a querer tanto. No sé, es una sensación, no me imagino haciendo méritos para que me quieran así. Por lo pronto sus brownies nunca serán mejores que los míos, y eso habrá que remarcarlo -tanto mejor si es en un evento social. Y además ¿¿¿acaso ella pasó la noche en vela cuando tuviste otitis, Fidel??? No la señorita apareció un día cuando ya tenías veinte años y a otra cosa, no como tu madre que se quemó las pestañas haciendo los detalles de tus galletitas de Spiderman.
Me huele que más que inspiración habrá sets de jabones y sales de baño, un prendedor, cosas por el estilo.
Y me los mereceré, lo reconozco.
Por suerte no es el caso.
Otras suegras y nueras se encuentran en el mundo y se quieren. Mire si no.

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