lunes, 2 de agosto de 2010

Otra Fiona

En un mundo superpoblado de niños muertos de hambre, festejarle el cumpleaños al gato es entre una inmoralidad y una idiotez.
Dicho lo cual... nuestra gata cumplió dos años y ¡¡¡era el último días de vacaciones de invierno!!! Ya habíamos ido al cine, al teatro, a dormir a casa de los abuelos, al parque, habíamos invitado amigos a desayunar, almorzar, merendar, dormir, nos habíamos disfrazado, pintado, jugado con masas, al ludo, y ¿¿¿sabe qué??? ¡¡¡Todavía quedaba un día!!! Y justo cumplió años la gata.
Nuestra gata se llama Fiona, y es más buena que el pan.
Me quedaba un bollito de masa esa tarde pero no le glaseaba una sola galletita más ni muerta, así que improvisé esta torta. Fidel, Cuca y Valentina (amiga de Cu que nos miraba como diciendo "Confirmado, esta gente está del tomate") le cantaron y Fiona por supuesto no sopló las velitas, ni se enteró que cumplía años ni nada, pero en fin.

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