lunes, 12 de abril de 2010

Cinco

Me acuerdo de la boda de Lili y Dani como si fuera hoy. Fue mi primer casamiento armenio y la fiesta estuvo poblada de detalles memorables. Los novios, sin ir más lejos, entraron bailando y aplaudiendo, y eso marcó el tono de todo lo demás. Para el carnaval carioca hubo velos para las chicas y turbantes para los varones y mi marido me reprocha que nos perdimos al final el show del Gordo Arturo, el prócer de la música armenia local, porque nos fuimos temprano para relevar a mi abuela que cuidaba a Juanita. De todas formas llevamos el CD que fue el souvenir en el auto, y más de una mañana vamos al ritmo de esa música tan peculiar semidormidos hacia el cole.
Cuando Lili me encargó esta torta con un número cinco en ocasión de su aniversario casi me infarto. Es un lugar común decir que los años pasan volando pero a veces se justifica.
Y ya que estamos se entusiasmó y encargó una pequeña mesa dulce para su cumple, que ya pasó pero decidió festejar de todas formas para tener una foto con su bebe Matías (y algún día me pedirá otra torta con un cinco para él y yo volveré con otro post sobre el paso del tiempo...)






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