Contigo a la distancia

Romi fue maestra de mi Cuca en la sala de bebés. Después fue su niñera en casa, y si no me acuerdo mal estuvo a cargo de ella y sus amigos en algún jardín rodante que organizamos para el verano. Terminamos amigas, parte del elenco estable en los cumples de mis hijos y de los míos hasta que un día, como quién no quiere la cosa, anunció que se iba a vivir al sur a un pueblito llamado Deseado (y usted ya sabe la chinche que me da que la gente se vaya a vivir tan lejos). Distancias acortadas por la era digital, Romi es una de las fanas de Comieron Perdices de la primera hora, y con ella inauguré para el día de la madre el sistema de pedir desde cualquier lugar del planeta regalos que se entergan en esta ciudad.

Ya hecha toda una reincidente, Romi y Tati (marido) encargaron estos regalos de parte de ellos y de los papás de él para una parejita que conocieron en un avión que... rompió turbinas!!! Créame señora que no le doy detalles del episodio porque no me atrevo a preguntar...

Ayer marcharon esta merienda para dos de parte de Mirtha y Steve (dos cupcakes de brownie rellenos de cheese cake, dos rellenos de dulce de leche y cereales bañados en chocolate, trufas, canapecitos de dulce de leche y coco, cookies con chispas de choco blanco, galletita a modo de tarjeta) y este Paquetito Paquete que evoca el verano que pasaron juntos desde el episodio del avión hasta las tardes de pareo y zunga (sobre este tema tampoco abundaré porque al parecer es causal de divorcio), los tragos, las palemeras, el mar.