sábado, 25 de junio de 2011

Victoria y aledaños

























Llegó nomás. Ya le dije que soy su
madrina desde hace unos 30 años, cuando su mamá ya la llamaba así y era igual de rubiecita y tenía los mismos aros de perlas, sólo que era de felpa y goma, un precioso bebé de Yoli Bel. Para recibirla hubo kilos de galletitas en forma de conejo, de body, de blonda, y la flamante abuela recibió cupcakes alusivos. Vicky por ahora se conforma con la teta, pero ya tendrá lo suyo: son las ventajas de tener una madrina perdiz.

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