
Galletitas para Mary Poppins. Le hicimos una súper merienda con cupcakes, trufas, más galletitas. Le cantamos el feliz cumpleaños y se autocantó Las mañanitas. Y pobre santa: no sabe cómo la vamos a alimentar. Porque yo en general soy de esa gente que tiene este problema de creer que quererte y alimentarte a morir son una misma cosa, pero si además tu mamá está en el DF preparate ¡orale! Que no se entere Freud.
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