lunes, 6 de septiembre de 2010

Click

La semana pasada fue técinamente horrible. Ya venía empantanada porque la anterior entera la había pasado en cama, pero en los últimos días todo terminó de enrevesarse haciendo de mí una pila de nervios, noches en vela, uñas mordidas, planteos gremiales del nucleo familiar que graciasadiosylavirgen está resuelto a no dejarme ir por la tangente. La frutilla del postre era que había aceptado un pedido (y grande) para el lunes. Entregar el lunes implica trabajar el domingo, más cuando hubo otros pedidos grandes para viernes y sábado y no hay tiempo para adelantar. Me levanté temprano y Fabi (cara de megustabamáscuandoerassocióloga) se llevó a los nenes a comer afuera para que yo adelantara (¿noeraquelaideaeratrabajarmenos?). No me cambié el pijama en todo el día. Trabajé y trabajé. Y a las 6 de la tarde le mandé un mensaje a mi clienta diciéndole que en un rato estaría todo. Y enseguida me contestó. Contestó que el pedido era para el 4 de octubre. No para el 6 de septiembre. Y yo comprendí. Y escuché el click. Basta. Hay que cambiar la onda. Ya. Y por haber propiciado el click le regalé a Guadalupe esta parte de su no-pedido tan lleno de Olivias. En agradecimiento. Por hacerme aletear.

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