Si hay algo que no se puede decir de la Torta Haragana, señora, es que es linda. Pero si usted me pide que haga mi top five de dulces (y creame: soy una experta) de seguro esta torta aparecerá bien cerca de la cima. La receta original es de mi abuela Blanca y la que yo hago es la adaptación de la adaptación de mi abuela Esther. De manzana, canela y nuez, la Haragana va directo del paladar al corazón, despierta algo íntimo y profundo, invita al goce. Aquí con pinchitos futboleros (¡gracias Ivana por los moldes!) pedida por Maca para el cumpleaños de Juan.
lunes, 12 de julio de 2010
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